En este reportaje fotográfico hemos querido plasmar, a grandes rasgos, cómo vivimos la vendimia en nuestra bodega de Petra, en el Pla de Mallorca.
El inicio de vendimia está siempre marcado por el clima y, sobretodo, por tres factores de la uva: su nivel de azúcares idóneo, su correcta acidez y la óptima maduración de su piel. Ellos mandan. Así que cuando éstos valores lo indican, nos ponemos en marcha.
Madrugar nos evita las horas más calurosas y nos regala la preciosa luz de la mañana y su tranquilidad, así que con la primera luz del día se inicia la rutina de los vendimiadores. Entre hileras de viñedos, decenas de manos expertas cortan cada racimo con precisión y casi sin pausa, y llenan nuestras cajas rojas de racimos brillantes. A pesar del esfuerzo constante, el ritmo de trabajo parece una coreografia en la que cada mano y cada persona tiene una función importante. Cada uva es una pequeña joya que marca el inicio del proceso del vino.
La imagen de las viñas salpicadas de vendimiadores nos acompañara durante semanas. Y el ajetreo de camiones y tractores que transportan la uva al interior de la bodega, también.
Una vez que se entra la uva, comienza la etapa del triaje, en la que los racimos se seleccionan cuidadosamente y se descarta cualquier grano que no esté bien.
Si casualmente nos visitas durante la vendimia, tú mismo puedes ser testigo de este proceso y vivirlo en primera línea (por eso siempre decimos que no hay 2 visitas iguales).
Tras el triaje, la uva se convierte en mosto para después iniciar el proceso mágico de la fermentación, que se produce de diferentes maneras, según el vino que elaboremos y el criterio de los enólogos, Pilar y Jaume. Durante esta transformación silenciosa, las levaduras hacen su magia: convierten el azúcar en alcohol y se empieza a dotar al vino de su personalidad. Y ya por último, ya sea en barricas, en botellas o en depósitos, la fase final de maduración es la que terminará de definir los matices, los aromas y la complejidad de cada vino.
No hay receta mágica que defina cada vino, sólo la experiencia y el ojo del equipo de enólogos. Y aunque tenemos nuestros «secretos» me temo que lo tendrás que descubrir con tu destreza a la hora de catar.
La vendimia, por tanto, es mucho más que recoger uvas. Es un esfuerzo colectivo y el punto de partida de un proceso donde cada paso cuenta. Con paciencia y experiencia, cada fruto de la tierra se transforma en un vino con unos matices que lo harán único.